Avalancha 5
Capítulo 5: “¡¡¡Qué nochecita!!!”
Luego de la cena hacemos una sobremesa donde conversamos de todo un poco y finalmente como la nevada no cede, soy huésped forzado.
Como dormitorio me asignan el estar donde está la chimenea. Acepto de buena gana porque es un sitio cálido y con el frío que hace...
Los dormitorios de todos quedan arriba.
Sofía, la mamá de Sensa me alcanza una colchoneta, sábanas, mantas, almohada y una pijama del oso.
La Sra. Sofía - ¡Buenas noches Esteban... que duerma bien!
Esteban – ¡Gracias... igualmente!
Armo mi cama, me desvisto, me pongo la pijama y me acuesto.
Me acosté mirando los leños arder. Veo las llamas danzar y los leños chisporrotear, mis ojos comienzan a cerrarse.
Estoy con los ojos cerrados cuando siento un susurro a mi oído... - ¿Estás dormido?
Esteban - ¡¿Qué pasa?!
Sensa - ¡Shhhhhhhhhhh!... que vas a despertar a todos. Vine a conversar un ratito.
Esteban – Está bien... ¿De qué quieres que hablemos?
Ella frotándose los brazos... – ¿Puedo meterme allí contigo?... Tengo frío.
Levanto las mantas y ella se mete...
Cuando se mete, su bata de dormir deja ver sus piernas y sus vellos asomando por los costados de su pantaleta blanca... se pega a mí...
Le castañetean los dientes... me abraza.
Esteban - ¡Ay!
Sensa - ¡Shhhhhhhhhh!... ¿Qué pasa? – Dice en voz baja -
Esteban – Me diste un rodillazo en los testículos...
Sensa - ¡Ay pobechito!
Mete su mano y me fricciona...
Esteban (sonrojado) – Está bien... ya no me duele.
Tiene la cara pegada a la mía y sonríe... - ¿De verdad ya no te duele?
Sigue acariciándome...
Va soltando mis testículos y subiendo su mano lentamente, rozando mi... bueno, me lo está rozando.
Sensa con carita traviesa- ¿No vas a darme un beso?
Esteban – Sí, claro... claro...
La beso...
Esteban - ¡Qué calor!... ¿Cierto?
Empieza a agarrármelo por encima de la ropa...
De su carita aflora la sonrisa más pícara del mundo... su boca bien cerquita de la mía.
Ella, alzando sus cejas ... - ¿Quieres decirme alguna cosa?
Esteban - ¡No!... Esteeee... no.
Sensa - ¿Estás nervioso?
Esteban - ¡Sí!... digo no... ¿Tus papis estarán dormidos?
Ahora, sin soltarme, con la yema de su pulgar hace círculos suaves sobre la cabeza del cíclope.
Sensa – No te preocupes... duermen como angelitos.
Me besa y siento su lengua buscando la mía y su pulgar sigue describiendo suaves círculos.
¡Ay! Acaba de soltarme... menos mal... porque estaba a punto de...
¡¿Qué?... ¿Qué va a hacer?!
Arrodillada a mi lado se está quitando la bata de dormir... no trae sostén.
Cierro mis ojos – Dios mío dame fuerzas que solo no puedo... – Pienso –
Sensa – Hasta que yo te diga no puedes ni besarme ni tocarme... ¿De acuerdo?
Esteban - ¡Ay Dios mío!... ¿por qué me abandonas?
Se monta encima de mi sexo.
Yo todavía tengo todo lo que me puse al acostarme... ella su tanga.
Apoya sus manos a los lados de mi cara, sus senos acarician mis labios...
Sensa - ¡Aguanta!... no me toques ni me beses...
Comienza a frotar suavemente su sexo con el mío.
Los efectos sobre ella también son devastadores... Cierra sus ojos, gime y suspira... - ¡Ayyyyyyyyy! - Susurra –
Y sigue... y sigue... está toda mojada...
Los movimientos, antes suaves, ahora son fuertes...
¡¡¡ADIÓS PROMESA!!!
La agarro de la cintura y la aprieto contra mí, la beso con desesperación, atrapo sus senos en mi boca, mis manos la acarician, la estrujan, giro y queda debajo.
Me arranco la ropa y la tiro a cualquier lado, saco su pantaleta. Me acuesto sobre ella y la beso... siento sus vellos y la humedad de su sexo.
Ella sigue frotando su sexo con el mío y respira agitada en mi oído.
La penetro lentamente... - ¡Ayyyyyyyyy! - Susurra apenas con el aliento – Es placer... no dolor.
Me besa y su lengua y la mía se entrelazan... luego beso sus senos... ella acaricia mis cabellos.
Y comienza la cabalgata en corceles de fuego, su vientre contra el mío, su boca y mi boca, besos y caricias... hasta que de repente se aferra con fuerzas y suplica... - ¡Qué me duela... que me duela...!
Y volvemos a besarnos... hasta que se queda quieta.
Su respiración sigue muy agitada en mi oído, sus ojos y los míos cerrados...
¡¡¡¡ESTEBANNNNNNNNNNN!!!! - La voz de Don Gregorio –
Abro los ojos y ahí está... parado al lado de mí.
¡Ay Dios mío... en tus manos encomiendo mi espíritu...!
Esteban – Don Gregorio déjeme que le explique... ella en realidad no tiene la culpa...
Don Gregorio - ¿De qué estas hablando muchacho?
En ese instante me percato que tengo la pijama puesta y Sensa no está... todo fue un sueño.
Me derrumbo sobre las almohadas...
Don Gregorio - ¡Vamos... vamos...! ve a lavarte la cara y te vistes que vamos a desayunar... ¿Estas transpirado?
(Continuará)
je, je, qué nochecita Joaquín, es lo que tienen los sueños que como despiertes la has armado, je. Bueno solo era un saludito y decirte que seguiré pendiente de esa gran avalancha, je. Mi diez fue el primerito, es que últimamente te cotizas tanto y con tantos dieces que es dificil hacerse un hueco, je. Es broma, me alegra que prosigas tu historia nevada. Un abrazo