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Categoría: Terror

El hombre solitario

- Estoy muy contento, mamá. Ya no te vas a tener que preocupar más por dejarme solo. ¿Sabes? Hemos tenido mucha suerte al venirnos a este lugar.
Miguel lo había pasado muy mal en sus once años de vida. Su madre, Marga C., se iba siempre con otros hombres para ganarse la vida y él se quedaba solo.
Su hogar siempre era cualquier casa abandonada, casi en ruinas, en la que se quedaban algún tiempo. Luego se volvían a marchar. La mayoría de las veces se quedaban en las afueras de las ciudades o de los pueblos.
Miguel tenía siempre mucho miedo. No se atrevía a salir de casa porque su madre le había dicho que si alguien veía que estaba siempre solo acabaría en un internado. Por eso se quedaba encerrado y nunca salía. En su soledad acababa siempre dominado por el terror. Llegaba a escuchar cosas extrañas y hasta creía haber visto sombras que se movían por las paredes.
Cuando mamá volvía las cosas no eran mejor. Él la observaba con ternura, trataba de mostrarle cuánto la quería pero ella lo miraba indiferente. Sus ojos estaban siempre cargados, rojos como si estuvieran a punto de sangrar. Ella se tiraba en la cama y pasaba muchas horas, a veces dormida y a veces pensativa.
Algunos días estaba muy cariñosa, lo besaba mucho y le decía cuánto lo quería. Otras veces lloraba y le decía que era un niño muy bueno y que no se merecía una madre como ella.
Pero Miguel siempre repetía:
-Yo sólo quiero estar contigo. Cuando sea grande yo ganaré dinero para ti y para mí, así no tendrás que volver a irte con esos hombres y no me tendrás que dejar solo. Te compraré una casa muy bonita y muy grande, con un jardín. Estarás siempre conmigo y yo nunca te dejaré, te lo prometo mamá.
Por fin después de muchas casas abandonadas y de muchos lugares inhóspitos, Miguel se sentía muy feliz.
-Esta mañana he salido para conocer este lugar y he visto que en aquella cabaña de enfrente vive un hombre muy bueno. Estuve un rato jugando y me hice una herida con una piedra que tenia un borde muy afilado. Aquel hombre me vio y se acercó a mí. Al principio tuve mucho miedo pero él venía a curarme la herida. Mira cómo me la ha vendado. Luego, como vio que estaba solo pensó que tenía hambre. Me preguntó si había desayunado y le dije que no. Enseguida entró en su cabaña y volvió con un bocadillo. Creo que él también se siente solo, me parecía que estaba triste. Así que seremos buenos amigos. Yo haré que se sienta contento. ¿No es estupendo?
Marga lo escuchaba como si estuviera dentro de un sueño. Había llevado un día repugnante vendiendo su cuerpo por dinero, se había metido verdaderas porquerías para poder soportar su miserable trabajo. La mayor parte de sus ganancias servían para pagarse las drogas. Por eso no salía de su miseria. Pero Miguel era lo único agradable que la vida le había dado y no quería perderlo.
…………………………………………………………………..

Ahora tengo vecinos. Un niño se hirió ayer jugando por aquí cerca. Sentí mucha ternura por él. Le curé la herida y le di de comer. Creo que se pasa el tiempo muy solo. Estoy muerto de miedo. Porque sé que yo no puedo sentir cariño por nadie. Desde hace más de veinte años vivo aquí solo y todo ha ido bien. Tengo que mantener a ese chaval alejado de aquí, antes de que sea tarde.
…………………………………………………………………..


- Mamá estoy muy contento. He estado toda la mañana con ese hombre. Le he contado muchas cosas. Nos hemos divertido mucho, hasta le he visto sonreír. No te preocupes, que no le he dicho nada de ti ni de lo que haces. Pero me da mucha pena. Él está muy solo y sé que lo pasa muy mal. Creo que tiene miedo.
Anoche salí para hacerle una visita. Me acerqué a su cabaña y vi que tenía todas las puertas y ventanas cerradas. Llamé pero no me abrió. Escuché muchos golpes y gritos terribles. Entonces me vine corriendo y cerré también todas las puertas.
Pero hoy he estado con él y lo hemos pasado muy bien. Esta noche no tendrá miedo porque le voy a dar una sorpresa.
……………………………………………………………..
¿Por qué? Yo lo estuve evitando todo el tiempo. Yo no quería que se acercara a mí. Es verdad que este niño me ha hecho sentirme realmente bien. Hasta me ha hecho reír con sus historias. Tal vez por eso no le dije que se marchara. Debí haberme mostrado más huraño pero me pareció tan necesitado de cariño que no tuve fuerzas para alejarlo de mí.
Ahora es tarde. Todas mis precauciones han sido inútiles. Pensé que lograría mantenerlo a salvo si cerraba bien todas las puertas y ventanas. Pero esta precaución se ha convertido en una trampa mortal.
Apenas recuerdo lo que ha pasado. Al parecer el chiquillo aprovechó una de mis breves salidas para entrar en la cabaña. Él quería darme una agradable sorpresa y se encontró con el horror más grande. Estúpido de mí. Debí haber notado que había alguien antes de cerrar todas las puertas. El muchacho estaba dormido en una de las habitaciones.
Cuando empezó mi monstruosa transformación se despertó por mis gritos desesperados, desde dentro dijo algo como: No llores más, estoy aquí contigo para que no tengas miedo.
Cuando salió de la habitación su cara quedó pálida y sus ojos se desencajaron. Ante el ser monstruoso que tenía delante trató de escapar y se encontró todas las puertas cerradas. Pobre muchacho. Ahora que lo veo destrozado quisiera que la tierra me tragara para siempre. Él nunca hubiera imaginado que un hombre bueno, que lo cura y le da de comer durante el día, al llegar la noche, con el poder de la luna llena, se convirtiera en un Hombre Lobo.
Datos del Cuento
  • Categoría: Terror
  • Media: 5.91
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Comentarios


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7 comentarios. Página 2 de 2
Lágrima Azul
invitado-Lágrima Azul 03-01-2006 00:00:00

Sabes que me ha gustado mucho. Je, no me asusto con tanta facilidad, pues mi imaginación en las cosas que no son cotidianas, de la vida real, siempre vuela y alcanza grandes alturas. Es defecto profesional, analizar detalles, quedarme luego con la esencia de todo y esperar a ver cómo se desentrañan los problemas que puedan surgir, anticipándome al "susto" de que no sean todo lo gratos que me gustaría, saber la categoría en la que leo también ayuda, je. Pero fue perfecto, me gustó, mis felicitaciones! Un abrazo

Angel F. Félix
invitado-Angel F. Félix 02-01-2006 00:00:00

Llevo unos días sin entrar aquí, al no hallar a ninguno de mis escritores favoritos. Hoy, a la hora de comer, me ha dado por entrar y he tenido la satisfacción de leer tu cuento. Por falta de tiempo me he limitado a valorarlo con el 10. Ahora, con más tiempo, me complace dejar constancia de lo hermoso que me ha parecido tu cuento y saludarte con el aprecio que sabes te profeso. (“El hombre solitario”, de Celedonio de la Higuera.)

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