- ¿Qué te pasa? ¿porqué estás triste?
- No es nada, prefiero no contarlo, es tan solo que no me siento muy bien pero ya se me pasará.
- Tú siempre estás alegre, no te veo bien. ¿No puedes decirme que te preocupa?
- No, la verdad es que prefiero no hablar, no decir nada.
- ¿Por qué?
- Es que no quiero oirme a mi misma lo que pueda decir. Es mejor quedarme en silencio y ya está.

- Mira, voy a contarte un cuento, tal vez te anime o tal vez te ayude a entender algo. Verás, esto era una mujer que guardaba en su corazón un valioso tesoro, pero ella desconocía que era muy valioso...

- No quiero que te ofendas, por favor, pero no quiero cuentos, no quiero oir ningún consejo, no quiero ninguna enseñanza ni moraleja, estoy cansada de escuchar palabras, de intentar interpretarlas, de equivocarme, de fallar, prefiero que no digas nada, ok? Yo también merezco un poco de silencio, no? pues eso, dámelo.
- Está bien, está bien, de acuerdo, entonces hazme un favor, ¿podrías?
- Sí claro eso sí, ya sabes que lo que necesites.
- Vete a la cocina y traeme un poco de azúcar quiero tomarme un café.
- Ah vale, ahora te lo traigo.

- ¡No hay azuuucar!, lo sientoooo, ha debido de terminarse, ayer cuando me puse una fresas para tomar por la noche. ¿te importa tomarte el café sin azúcar??

. . . . . . . .

humm, yo creía que me quedaba algo, qué raro, no sé, puedo intentar mirar en los estantes, ¿vale?? recuerdo que algo me quedaba en una azucarera que no utilizo. Aunque a lo mejor ahí también se terminó. Ah, vaya pues sí, se terminóóooo!, ¿me oyes? creo que no me quedaaaa azúuucarr!. ¿no estará el paquete encima de la mesa del café, no???

. . . . . . .

Bueno, no importa, de todas formas voy a mirar mejor porque creo que unos sobres de azúcar me quedaban en algún cajón, suelo tenerlos precisamente para cuando se me termina el de los estantes. La verdad es que pensaba que me quedaba algo, pero es que soy un desastre ¿a qué sí??? seguro que lo he terminado y ni me he dado cuenta. Debería haberlo apuntado, comprar azucar, en letras bien grandes, pero nada, ni lo he recordado para apuntar. Sin embargo, oyeeee! estoy pensando que aunque no tengo azucar sí que tengo un poco de miel que puede endulzar bastante un café, ¿ te gusta la miel??

. . . . . .

la verdad es que a mi no, pero la tengo aquí porque a veces algún amigo sí que quiere tomarla con unas tostadas y me gusta que mis amigos se sientan bien. Por eso me disgusta no tener un poco de azucar para ti. ¿Sacarina tal vez??? eso creo que sí lo tengo, hay otra amiga que lo toma siempre, oye no pasa nada si no te gusta, no hace falta que contestes, si no te va la sacarina también tengo leche condensada, yo suelo tomarme el café con leche condensada, así también está rico, ¿te gusta la leche condensada??? , bueno da igual, no te preocupes, supongo que tú lo que quieres es azúcar así que si quieres bajo a la calle y compro azúcar y así ya te puedes tomar a gusto el café. ¿Bajo vale?

Terminando esa pregunta la amiga desde la puerta de la cocina e interrupiendo el paso a su amiga que ya se estaba poniendo los zapatos para bajar a la calle, le dijo con la voz muy suave:

- No hace falta amiga, ya me lo tomé. A dónde vas??,Ya me tomé el café!!, ¡ya me lo tomé!, tardabas tanto en venir que se estaba enfriando así que ya me lo tomé!

Entonces ambas mujeres se miraron fijamente y la que se encontraba mal comenzó a llorar y llorar descargándose emocionalmente. Con lágrimas desbordadas en sus ojos solo pudo decirla: ¿porqué no me has dicho que deje de buscar??? ¿por qué?? Su amiga con ternura en su mirada le dio un abrazo y le dijo de esta manera:

- Ese es el cuento de tu vida. Tratas y tratas que todo el mundo esté bien, justificas y justificas lo que no tiene más razón que la de no ser. Eres generosa aún cuando nadie te lo pide y eres capaz de sacrificarte aún cuando ya nadie lo necesite. Te esfuerzas por algo con tal entusiasmo que te pierdes en momentos a solas derrochando tus energías, incluso cuando estás decaída, eres capaz de animarte sola, solo para complacer a los demás. Eso ha provocado tantos mal entendidos en tu vida, personas que desconfían porque no entienden ese desvelo tuyo sin esperar nada a cambio y eso es lo que te hace sentirte triste, ¿verdad? que no comprendan que solo es que quieres hacer felices a los demás.

- Tienes razón amiga, pero es algo innato, me sale pensar así, actuar así, no sé porqué tengo tanta necesidad de que los demás se sientan bien y si no están bien, sea o no mi responsabilidad, siempre pienso que puedo hacer algo para que se sientan mejor y si no lo consigo soy yo la que se siente mal! y entonces si pienso en todo lo que intentado para conseguirlo, me siento absurda, me siento peor.

Antes de ayer le he hablado mal a una persona y me arrepiento, y he estado toda la noche entresueños llorando y pidiéndole perdón por lo que dije, no he podido ni dormir, me hizo daño con su pensamiento y su frialdad y le respondí devolviéndole el daño y el frío con mis palabras escritas, siendo consciente de que mis palabras pueden ser puñales pero eso no me hizo sentir bien, sino mucho peor. Ahora solo queda entre nosotros un abismo insalvable de silencio y me duele, pero pienso que ese silencio es justo porque si hice daño solo merezco silencio, no merezco más.

- Comprendo tu malestar amiga, pero has de aprender a detener tu pensamiento y esperar a escuchar una respuesta teniendo la certeza de que solo una persona generosa siempre la da, has de aprender a seleccionar a quien regalas las palabras. Y por eso te pido perdón, porque sé lo que te duelen los silencios, y yo no te he contestado a tus preguntas para que hicieras lo que haces siempre cuando no te responden, seguir hablando, olvidar que no te han respondido, perdonar que te ignoren. Y te pido disculpas por haberte hecho sentir tan mal con este pequeño truco mío, consciente de que hablarías tanto.

Solo quería decirte con ello que dejes de justificar el silencio como algo normal en tu vida, porque aunque lo tuviste una vez no lo mereciste, si ahora lo has vuelto a tener ¿qué importan ya cuales sean los motivos? no tapes un silencio o la indiferencia con más palabras tuyas intentando no escuchar su ruido, intentando que no te duela. Tú no te mereces ningún silencio, asi que si te lo entregan... devuélvelo!, inmediatamente, sin contemplaciones, sin excusas, no te lo mereces! devuélvelo.

Y quiero añadir que aquí estamos muchas personas agradecidas por todo lo que nos das día a día y con inmensas ganas de entregarte nuestras palabras, nuestros detalles y nuestro tiempo siempre que nos necesites, solo hay que mirarte a los ojos para ver una verdad, ¿de acuerdo?

- ¡Gracias otra vez amiga!, me hace mucho bien lo que dices, eres un cielo, siempre consigues animarme, sacarme una sonrisa y me ayudas a entenderme un poco más.

- Me alegra amiga que te haya ayudado otro cuento mío...
- ¿Otro cuento? ¿qué cuento? no entiendo, pero si no me has contado ningún cuento!

Bueno yo creo que sí, solo que este te lo he empezado a contar de diferente manera. Es el cuento sobre una mujer que guardaba en su corazón un valioso tesoro, pero ella desconocía que era muy valioso para los demás... su generosidad interior.


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Lo pongo en educativos porque me educa a mi.