Otra vez se había repetido aquel sueño y, por más que trataba de entenderlo, no era capaz.
Ese sueño, desde hace unos meses, se había convertido en mi inseparable compañero para avanzar en las horas nocturnas. No me sentía disgustado por ello pero, en cierta manera, descubrir su significado se había convertido en una obsesión para mi.
Entonces estaba sentado, mirando al vacío, sin pensar en nada, solo rememorando a belleza de esa mujer que no conocía y que se había convertido en la reina absoluta de mis sueños y, casi hasta de mi vida porque ya no lograba apartarla de mis pensamientos, ni siquiera despierto.
Al final, despues de horas, el sueño volvió a adueñarse de mi mente y me abandoné a él.
Era otra vez como siempre, nada cambiaba. Me encontraba caminando en medio de bosques y montañas y, de repente, aparecía ante mi ese maravilloso paisaje: un cielo azul totalmente despejado, una inmensa pradera verde y un lago de agua pura y cristalina y, como siempre, al acercarme caminando, la ví. Estaba arrodillada junto al lago, jugueteando con su reflejo en el agua. Era preciosa y estaba vestida con un hermoso y largo vestido vestido blanco. Nunca en mi vida ví una mujer con tanta belleza pero tampoco había visto ninguna en cuyo rostro se reflejara tanta tristeza como en el de ella. Al acercarme un poco más, podía ver como las lágrimas bañaban su cara. Siempre me preguntaba que podía pasarle para estar tan triste y melancolica y me sorprendía de que, ni siquiera ese estado de depresión que parecía tener, conseguía apagar ni un ápice de su belleza.
Como siempre, cuando intenté acercarme a ella, desperté.
Empezaba a estar exasperado, no lograba apartar a esa mujer de mi cabeza, ni de día ni de noche y llegué a obsesionarme con saber que le pasaba y porqué soñaba con ella todas las noches.
Durante unas semanas más volvió a repetirse la misma historia. Mi busqueda no tuvo ningun resultado...hasta esa noche.
El sueño, como cada noche, volvió a repetirse pero esta vez logré acercarme a ella. Conseguí llegar a su lado, me arrodillé junto a ella que, en absoluto parecía sorprendida, y me miró con aquellos ojos llenos de infinita tristeza.
-Te esperaba- dijo ella, rompiendo el silencio reinante con su dulce voz.
Entonces yo, respondiendo a un acto reflejo, intenté acariciarle la mejilla pero ella se apartó de mi asustada.
-No puedes tocarme. Por favor no lo intentes o desapareceré por completo de tu vida y ya no tendremos otra oportunidad...
De pronto me desperté sobresaltado ¿Que significaba eso? ¿De que hablaba esa mujer? Seguía dandole vueltas a la cabeza pero no lograba entender nada y, sin embargo, sentí miedo ¿Qué pasaría si no lograba controlar mi sueño y volvía a intentar tocarla? Me sentía muy confuso. Nunca había sentido miedo y, menos aún, de este tipo. Miedo a perde ¿qué? ¿un sueño? ¿una realidad? No lograba comprender nada pero cada día estaba más alterado ¿Era posible enamorarse de una mujer que solo aparecía en tus sueños? Debía de selo a juzgar por como me sentía. Lo más extraño era esa sensación que llenaba todo mi cuerpo, esa sensación de conocerla mucho más de lo que creía.
A estas alturas ya solo tenía ganas de dormir para poder soñar y verla de nuevo. Eso era en lo único que pensaba. Ya no quería estar depierto, quería estar con ella, abrazarla, besarla, acariciarla.
La siguiente vez que soñé con ella descubrí su secreto pero sucedió algo e infringí las reglas. No pude evitar preguntarle que era lo que le sucedía para estar siempre tan triste y su respuesta me dejó sin palabras.
-Es por ti- me dijo- pero claro, tú ni te acuerdas. Fue hace mucho tiempo, aunque aquí el tiempo es algo irreal, no existe. Casi ni yo consigo recordar cuantos años han pasado pero, al menos, hace ya doscientos años que te fuiste de mi lado, dejandome aquí, perdida, esperando que algún día regresars a mi lado. Ya casi había perdido la esperanza de que volvieras, pero al menos aquí estas. He dejado de estar sola. En aquella época ibamos a casarnos ¿Recuerdas? Eramos tan felices y yo te amaba tanto... debí imaginar que era demasiada felicidad para que durara. Aquella noche la luna brillaba en el cielo, alumbrando nuestro camino, y vinimos aquí, a la orilla del lago. Con las estrellas como único testigo, me hiciste tuya por primera vez. Se supone que debía ser la noche más feliz de nuestras vidas...por unos momentos lo fue...hasta que decidiste bañarte en el lago. Sigo buscando una explicación razonable, aun hoy, pero jamás logré saber que te pasó. Solo sé que, de pronto, desaparecisté. Te llamé, grité, lloré...y nada...jamás volví a verte. Esa noche te ahogaste en el lago y, desde entonces, mi alma vaga perdida en este mundo, intentando recuperarte. Ahora puedes comprender muchas cosas.
Sí, era cierto. Ahora podía entender el porqué de mi exagerado miedo al agua, ya desde niño jamás conseguí acercarme al mar, a una piscina, a un rio. Entendí porqué siempre me sentí tan solo y sobre todo tambien entendí el porqúe de esa sensación que siempre tuve de que me faltaba algo en la vida, el porqué de...tantas cosas.
Aquella revelación me dejo consternado unos instantes pero cuando reaccioné no tuve tiempo de pensar e intenté abrazarla... pero lo único que abracé, fue aire. Ella se esfumó entre mis brazos y cuando miré hacia el lago pude ver como el reflejo de ella se iba haciendo cada vez más pequeño, poco a poco... hasta desaparecer totalmente.
Desperté banado en sudor y lágrimas, gritando desesperado. Ella me había advertido, no debía tocarla pero yo, no le había hecho caso.
Traté de tranquilizarme y acaricié la espernza de volver a verla cuando durmiera de nuevo pero mi ilusión se desvaneció pues no volví a verla, ni esa noche ni las siguientes.
Solo era capaz de llorar. Cometí un error y la había perdido, de nuevo, para siempre. No podría volver a verla, no podría volver a estar con ella y no podría rescatarla del mundo donde ella estaba atrapada.
Mi desesperación alcanzó límites insospechados así que, tomé la decisión más importante de mi vida. Lograría verla y volverían a estar juntos. Al menos tenía que intentarlo.
Quizas si dormía para siempre lograría encontrarla y recuperar la felicidad perdida. Solo era una opción, quiza no la más acertada pero era la única que se me ocurría. Sabía que si fallaba podía no volver a verla nunca pero ahora ya era como si la hubiera perdido, por lo tanto decidí arriesgarme, fuera cual fuera el resultado. Quería salvarla a ella y salvarme a mi mismo. Si ella había aparecido en mis sueños, despues de tanto tiempo, significaba que yo, de alguna manera, podía ayudarla a ella y ayudarme a mi.
Esa noche, sin pensar más, decidí hacerlo. Salí de mi casa con una idea fija en la cabeza. Me hice con un fraso de somniferos, algo de bebida y salí a la calle. Llegué a un parque vacío y solitario que, aunque no se parecía en nada al paisaje de mis sueños, me inspiraba tranquilidad y confianza. Una vez allí me senté en el suelo, apoyado en un arbol y me tomé las pastillas.
No recuerdo nada de lo que pasó despues, solo que estaba muy mareado y no era capaz de abrir los ojos pero oía voces lejanas a mi alrededor.
De pronto me dió un vuelco el corazón, sentí que aquella dulce voz atravesaba mis oidos y se clavaba directamente en mi corazón.
-Parece que se despierta- esa voz maravillosa...
Ya no tenía ninguna duda, era ella, era su voz, aquella que me acompañaba en mis largas horas de sueño.
La alegría se adueñó de mi cuerpo. Había dado resultado, la había encontrado. Abrí los ojos y, por fin, pude verla. Sin embargo algo me desconcertó. Estaba muy guapa, preciosa, pero estaba distinta.
Mis labios, en medio de la desorientación, peleaban por decirle algo, por hablar con esa muchacha que me miraba fijamente, con cara de preocupación.
-Dios mio ¡Te encontré! ¿Estoy muerto de nuevo?
-¿Muerto de nuevo?- ella me miraba entre sorprendida y divertida- ¿Se encuentra bien, señor?
-¿Señor?- no lograba entender que pasaba. Ella parecía no conocerme- ¿Donde estoy? ¿Que ha pasado?
-Esta usted en el hospital- me explicó, envolviendome con su dulce voz- No se que se le pasaba por la cabeza pero intentó suicidarse. Gracias a Dios no lo consiguió. Un hombre paseaba por el parque y lo encontró allí. Creo que alguien ahí arriba cuida mucho de ustad y ha decidido darle una segunda oportunidad.
Una segunda oportunidad... Ahora ya empezaba a entenderlo. No estaba muerto, seguía vivo y la había encontrado de nuevo. Era eso... Mi dulce y hermosa enfermera tenía razón. Ella me estaba dando otra oportunidad de estar juntos y ahora ya no tenía intención de desaprovecharla. Conseguiré reconquistar su corazón y esta vez lograré darle toda la felicidad que se merece... en otro tiempo y en otra vida... pero juntos.
Me gustó mucho, es más creo en las vidas pasadas y he leido varios libros en los cuales se podría encontrar tu historia como un caso clínico, pero realmente esta es más dulce, está cargada de sentimientos puros.