MÓNICA MÍA
Capítulo 3
El curso de “Parto Sin Dolor”. Situaciones “embarazosas”
Hoy comenzaremos con Mónica un curso para prepararla para el parto.
Joaquín – ¿Preparaste el bolso con las toallas y todo lo que nos pidieron que lleváramos?
Mónica - ¡Siiiiii! Ya lo preparé.
Joaquín – ¿Y Cómo te sientes hoy... la pancita está bien?
Mónica - Sí. Todo bien. Me fatigo un poco pero eso es todo. Te preocupas mucho por mí.
Joaquín – Claro que me preocupo no sé que haría si algo te pasara, además yo te a..... (casi meto la pata).
Mónica - ¿Qué ibas a decir?
Joaquín - Bueno... que yo te a.....apuesto que todo va a salir bien... ya lo verás.
Mónica – Ciertamente que si tú me a... apuestas todo tiene que salir de maravillas.
Joaquín – Bueno... vamos que se hace tarde.
Ya estamos en un salón con todas las otras parejas que nos saludan porque somos “los nuevos”. La conductora nos explica que existe una rutina y que todos debemos hacer lo mismo.
Joaquín – ¿Yo también debo participar?
Conductora – Tranquilo, es muy fácil. Yo los guiaré en los ejercicios.
Cada esposa se acuesta en una esterilla en el suelo y el esposo a su lado de rodillas.
Mónica – Esto me gusta. Ya te tengo de rodillas. Dice sonriendo con picardía.
La conductora da una palmada para que dé inicio la sesión.
¡TODOS BESAN A SU ESPOSA!
¡Ay mi madre! Y ahora de qué me disfrazo.
Conductora – Y usted Joaquín.... lo estamos esperando.
Joaquín – Esteeee... ya va. Yo... es que yo...
Conductora – Deje la timidez ... vamos Joaquín....
Miro a Mónica y ella se encoge de hombros como diciendo... Adelante ... no hay opción.
Le doy un beso en la frente.
La conductora se acerca y poniendo sus brazos en jarras dice – Joaquín... cuando las mujeres están embarazadas pierden la línea, se ven gordas, piensan que ya no son deseables por eso es importante mantener la autoestima de su esposa alta. Ése es el propósito del beso. - ¿Qué mensaje le dio a su esposa con ese beso?
Mónica – Es que él ya no me quiere. Me dice que parezco un pato. Tengo la autoestima en el sótano.
Trata de no reírse. Tan traviesa como cuando tenía diez años.
Conductora – ¿Vio lo que logró con su actitud? Y decirle que es un pato... por favor Joaquín.
Todos me miraron acusadoramente... me siento el villano.
Joaquín – Pero es que yo...
Mónica me interrumpe... – Ya no es cariñoso conmigo. ¡Claro! como ya no le gusto.
Me las vas a pagar... pienso.
Paso una mano por debajo de su espada. La medio levanto y la beso... tres segundos... siete... diez... quince.
Cuando empecé a besarla lo hice con furia, ella cerró sus ojos y respondió a mi furia con tanta ternura que sentí como me arrastraba con fuerza. No podía dejar de besarla. Luego alejé mis labios de los suyos. Ella abrió sus verdes ojos y nos miramos a solo dos centímetros. Teníamos la respiración agitada. Volvimos a besarnos.
Conductora – Suficiente Joaquín... la autoestima de su esposa está levantando el techo del salón.
¡Señor Joaquín... Señor Joaquín... Mónica!... Pero si parecen caníbales...
Dejamos de besarnos.
¡Todos nos aplauden!
Conductora – Señor Joaquín usted pasa de un extremo al otro... ¡Caramba!... Tomemos un descanso.
Se apantalla con la mano la cara y dice... ¡Necesito algo fresco!
Pasamos a un pequeño bar donde hay jarras con jugo de naranjas y bocadillos. Sirvo dos vasos y le llevo uno a Mónica. Se lo brindo sin mediar palabras. Todos cuchichean... hay risitas cómplices y nos miran de tanto en tanto.
Quince minutos después regresamos al salón de ejercicios.
Conductora - Vamos con el ejercicio para las piernas. Cada esposo apoya las piernas de su esposa en sus hombros.
Recuerden que el masaje debe ser suave y siempre descendiendo. El propósito es ayudar a la circulación de retorno. Así evitamos várices y acumulación de líquidos.
Joaquín – ¿Pero es necesario? Podríamos saltear este ejercicio...
Conductora – No Joaquín. Debe masajear las piernas de su esposa desde los pies hasta los muslos.
Mónica hace la cara a un lado y veo que se le mueve el vientre... se ríe de mí... se está riendo... es una desgraciada.
Empiezo con los benditos masajes.
Mónica – ¡Conductora... conductora!
Joaquín- ¿Y ahora qué?
Conductora – ¿Qué sucede señora Mónica?
Mónica – Joaquín no me masajea los muslos... ¿eso es correcto?
Conductora – De ninguna manera. Hay que lograr que la sangre corra hacia las caderas.
Ay Mónica... sí que va a correr sangre cuando te agarre solita. Pienso
Y ahí voy con el masaje.
Conductora – Muy bien Joaquín... Así... Así... suave.
Empiezo a transpirar.
Joaquín -Viendo desde aquí... no se ven tan mal tus muslos.
Mónica – Para ser los de un pato... te faltó decir.
(Continuará)
Ay joaquin que ternura y que belleza todo,me encanta hasta el final no paroooooooooooooo zulema