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libemor

LIBEMOR.
(cuento).


Viajaba yo en un tren, en el vagón “fumador” y venía absorto observando cómo en el sillón de enfrente una señora jugaba con su hijo de más o menos 1 año de edad- Ella estaba casi recostada en el cómodo sillón del tren y su hijo yacía encima de ella. Sus rostros se hallaban frente a frente y mantenían un juego concreto que a los 2 hacía reír con ganas; se platicaban, se hacían gestos, cosquillas, se escondían. Y yo descaradamente los veía porque su juego también a mí me acariciaba.

De repente escuché una voz que me saco del trance en que venía.

- Le están tejiendo su “libemor”-dijo la voz.
- Me di la vuelta para ver quien me había hablado y me encontré con una muchacha bonita(después supe que era un hada).
- Si me dijo.- ¿ No puedes verla?
- No, -le respondí atónito-, ¿Cómo me dijiste?
- “Dije que al niño le están tejiendo su libemor”.
- Y después de una breve pausa, añadió
- ¡Ya casi está terminada!.
- Como en los trenes uno siempre tiene ganas de platicar ( especialmente yo )
- Pregunté intrigado ¿ Explícame que eso de “libemor”.? el hada, que ya sabía que yo se lo iba a preguntar, estaba lista para revelarme un gran secreto( las hadas no se aguantan las ganas de revelar secretos) y comenzó así:
- “ El mago supremo le dio a a humanidad un don maravilloso...le entrego las agujas “Alfaga” que son las agujas mágicas con las que se teje la “libemor”
- Yo la miraba y escuchaba asombrado.
- La “libemor”-continuó el hada-es la capa mágica que cada madre teje a sus hijos y con la cual les confieren un enorme poder, el poder de amar. Cada vez que las agujas “alfaga” dan un puntada, y si el empeño no ceja o la tarea no se interrumpe. Más o menos a los 2 años la “libemor” cubre por completo al niño. Como la capa es invisible nadie se explica porqué el niño de repente se siente tan confiado, tan seguro de sí mismo, ni porque de buenas a primeras ya no le importa separarse de su mamá.
- Obviamente- dijo el hada con suficiencia- es el enorme poder de su “libemor” lo que les permite actuar de esa manera; aunque no siempre es así- añadió el hada con tristeza.
- ¿Por qué? –le pregunté-
- para tejer la “libemor” de sus hijos, las madres tienen que amarlos y atenderlos con ternura y solicitud y la tarea no debe interrumpirse hasta que la capa este terminada. Si por alguna razón la madre y su hijo se separan antes de que esto ocurra, la capa se desteje...se le van los hilos.
- ¿y de que son los hilos? Pregunté.
- Son hilos de energía vital que las madres toman de su propia “libemor”. Ellas destejen su capa para tejer la de sus hijos. No hay forma más perfecta de amar.
- ¿ Y si no tienen libemor? – pregunté atemorizado-.
- No deben tener hijos- respondió fulminante el hada-.
- ¿Y si se quedan sin nada al destejer su capa?, volví a preguntar-.
- Eso a ellas les importa un comino- me respondió el Hada. Además a ellas las abrigan las “libemor” de sus hijos y la de su amado.
- ¿De su amado?
Si- me dijo- si ellas se sienten amadas podrán cumplir mejor con su tarea. Para que la “libemor” te cubra toda la vida debe de tener un número exacto de puntadas, no debe de quedar ni chica ni grande. Cuando se atiende solamente al niño para que sobreviva...sin alegría, ni esperanzas. Las “Alfaga” darán muy pocas puntadas y la capa quedará muy cortita, el niño no se sentirá protegido, no tendrá suficiente confianza en si mismo. Y si su madre lo sobreprotege porque le tiene miedo a la soledad o porque ella misma necesita amor, entonces las agujas “Alfaga” darán¿Pero.. podrían amarte y sin embargo tener miedo? pregunte

- ¡NO! Respondió el hada- Si un día te aman apasionadamente y al otro día amanecen llenas de dudas es que no te aman. Te explicare-me dijo- Amar de verdad es confiarle plenamente tu “libemor” a la persona amada, sin miedo. Al confiar en ella la haces crecer, la vuelves libre y tú también quedas en libertad Los niños que se sienten amados no reclaman amor, son libres, los adultos también.
- Entonces amar verdaderamente es dar confiado en la integridad del otro-dije yo.
- Pensando en las palabras del hada.
- ¿Exacto! Me respondió ella con una sonrisa. –La “libemor no se pone con una mano y se quita con otra. La “libemor” se pone con las 2 manos y la gente agradecida y plena, integra, gracias al amor la devuelve a tus hombros junto con la suya, sin esperar nada a cambio.

- ¿Las personan adultas pueden aprender a mar verdaderamente? – le pregunté-

- Sí, si pueden- respondió- si las amas incondicionalmente aprenderán a amarse y podrán amar. ¡Pero hay un límite sentencio el hada---, si sientes que has perdido la libertad y la integridad debes renunciar a tus deseos. El amor propio te devolverá tu “libemor”.

- ¿Y cuando alguien ama y tu no puedes amarle... no siempre las personas se pueden amar? Pregunté---

- ¡no es verdad!- me respondió el hada- las personas pueden amar toda la vida cuando no esperan nada a cambio, excepto el bienestar de las personas que aman.

- ¿Y si creyendo que amabas despojaste a alguien de su “ibemor”? pregunté tímidamente-los hombres tenemos mucho que aprender...

- En estos casos hay que devolver la “libemor” recibida a la persona amada, para que su dueño pueda amar a otra persona. Cuando 2 personas se amaron los hilos de sus capas se enredan y se hacen nudos muy fuetes, más fuertes que el famoso nudo gordiano---estos nudos deben desatarse para que cada quien conserve su “libemor”. No pueden romperse solo desatarse. Si tu deseaste ser amado y te esforzaste en conseguirlo adquiriste un compromiso muy grande. Es una tremenda responsabilidad recibir una “libemor”.

- ¿Y como se desata la “libemor”?, pregunté muy interesado.

- ¡pues hablando!—me dijo el Hada-- ¡qué no sabes que las palabras sirven para desatar nudos? Es muy fácil, las mismas ganas que pusiste para que te amaran debes ponerlas ahora para que te dejen de amar. Sólo puede renunciar al amar el que tiene amor. Cuando deseaba ser amado, querías ser escuchado. Ahora ponte en el lugar de la otra persona y escúchala. Ella sólo necesita decirte cuanto te ama y sentir que te interesa saberlo, eso la hará feliz y podrá recuperar su “libemor”.

- Tú también tienes que aprender a amar— me dijo el hada—No hay tarea más difícil ni más importante que aprender a amar sin miedo a la infelicidad, con espontaneidad, amar a la humanidad ; a la vida: amar con responsabilidad, trabajar por lo que se ama. Mientras se aprende a amar se cometen errores que duelen y lastiman, pero los errores son parte de la vida y se debe de tener el valor de corregirlos.

- “si vives inspirado por amor aprenderás por fin a amar con todo el corazón, con alegría, sin reproches”

- ¡como me gustaría poder amar! –suspiro el hada.
Datos del Cuento
  • Categoría: Románticos
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7 comentarios. Página 1 de 2
electro1523
invitado-electro1523 24-10-2013 02:34:13

la versión corta

filiberto padrón palacios
invitado-filiberto padrón palacios 25-06-2011 00:00:00

Soy Filiberto Padrón y lamento mucho decirles que el Lic que dice ser el autor miente porque yo lo escribí en 1988, 1989 cuando era estudiante del CCH Naucalpan, no se como llegó a sus manos pero el origen de las palabras lo inventé y se cuando lo hice ojalá la persona que se lo acercó a ese Lic. comente la realidad, y proscedencia, he trabajado desde 1995 en escuelas secundarias técnicas y conozco el trabajo de escuela para padres tal vez alguien de ese origen pueda corroborar lo que digo

Luis Gadea de Nicolás
invitado-Luis Gadea de Nicolás 16-06-2011 00:00:00

Saludos a todos, soy el Psic. Luis Gadea de Nicolás y soy el autor del cuento Libemor el cual fue publicado por primera vez en 1992 en mi libro escuela para padres y maestros y actualmente forma parte de mi libro La vida Afectiva edt. CEDI. México. D.F. Gracias por compartirlo pero es importante saber quien lo escribió. Gracias

Magdalena
invitado-Magdalena 27-04-2008 00:00:00

El autor del cuento libemor es un psicologo de nombre Luis Gadea de Nicolás

Juan Carlos Pérez López
invitado-Juan Carlos Pérez López 03-09-2005 00:00:00

Considero que es la mejor forma de hacer consiencia a los padres que tejan, acompleten o destejan la libemor de sus hijos. Un Bellísimo cuento, agradezco infinitamente a la persona a la que se lo escuche, pero ha logrado un gran cambio en mi. Juan Carlos Pérez Lópes Puebla, Pue.

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