Hay ocaciones en que las bromas pueden tener concecuencias funestas. Si no creeís lo que digo, esperad a escuchar la historia que os voy a contar.
Todos los años, en la urbanización donde yo vivía, se celebraba una fiesta de difraces en el club del Mussols.
Aquel año, Estefani y yo quedamos con Ricardo y Victor para ir en su coche. De camino al club, ibamos con la música a toda caña, cantando y bailando hasta que el coche nos dejó tirado en el medio del bosque.
Todo estaba oscuro, los árboles no dejaban pasar la luz de una enorme luna llena. Victor y Ricardo bajaron para comprobar qué había ocurrido y decidieron ir a buscar ayuda. Estefani y yo nos quedamos solas. Teníamos mucho miedo, por allí nunca pasaba nadie... El lugar era para poner los pelos de punta.

Tras media hora, empezamos a preocuparnos: se oían mogollon de ruidos extraños. Yo calculé que no podíamos estar muy lejos del club, así que tampoco era una idea descabellada ir andando hasta allí. Intentamos llamar a los móviles de los chicos, pero no teníamos batería. Fuera hacía frio y la niebla apenas nos dejaba ver nada: era mejor no perder el tiempo. Estefani sacó un folio de la guantera del coche y escribió una nota con el pintalabios y la dejó sobre el salpicadero: "Nos hemos ido a la fiesta". Cuando salimos fue terrible. A nuestros pies, un charco de sangre que se perdía por la cuneta, hacía el bosque; la bufanda de Ricardo estaba echa trizas al lado de la rueda, y enganchado en unos arbustos vimos el guante de Victor.

En mi vida había pasado tanto miedo, Estefani estaba pálida, con los ojos abiertos como platos.
-"¡¡¡Corre Estefani, vámonos d aquí"!!!.
La tiré del brazo para salir pitando justo cuando unos ruidos nos alertanron de que alguien estaba dentro de los árboles, y corrimos como locas mientras dos encapuchados nos seguían. Gritábamos socorro sin encontrar respuesta hasta que me caí.
Me eché a llorar, mientras Estefani intentaba levantarme. Los encapuchados se acercaron y mi amiga se cáyo desmayada, o al menos eso creíamos. Reconocí la voz de unos de ellos... ¡¡Ricardo!!!
Todo había sido una broma, explicaron al quitarse los pasamontañas.

Pero Estefani no se reía: cuando le intentamos cojer el pulso, no sentimos nada: había muerto de un ataque de corazón. Yo no sabía que hacer cuando supe que mi amiga se había muerto a causa de una broma, me eche a llorar tirada en medio de la calle, y Ricardo y victor intentaron llevarme al coche como pudieron, y cuando llegamos a el, encontramos la nota en el sarpicadero... Con la letra de Estefani, pero el mensaje habia cambiado:

"YO JAMÁS LLEGARÉ A LA FIESTA, PERO VOSOTROS
DOS ME LAS PAGAREÍS".

En ese instante, Ricardo y Victor empezaron a ponerse Pálidos y hacer gesto ezpelusnates. ¡¡¡Parecía que no podían respirar!!! Ambos cayeron al suelo. No me hizo falta tocar sus pechos para saber que el fantasma de mi amiga se había cobrado su venganza...